sábado, 23 de marzo de 2019

Las encomiendas en el valle de las Arboledas



Es luego de ciento treinta y siete años del descubrimiento de América, en 1549 cuando el capitán Ortún Velasco de Velásquez y Pedro de Ursúa en expedición pobladora  después de haber recorrido la provincia de Guane y Río de Oro llegan al valle del río Sure o Hulago (Pamplonita) y bajo su autoridad fundan la ciudad de Pamplona convirtiéndose esta ciudad bajo su dirección en el epicentro donde se ejerce el control político, económico y religioso de toda la provincia y desde donde se coordinan las expediciones a las diferentes provincias de esta región con el fin de establecer los nombres de los Caciques indios y permitir de esta manera el reparto en unidades de encomienda.

En el proceso de la conquista de los territorios cercanos a Pamplona, los indios fueron distribuidos en los Españoles, en lo que se conoció como “Repartimiento de Indios”, lo que motivó asentar el nombre de los “Caciques” y de los “Indios Principales” e indicar la posición geográfica del lugar, definiendo límites territoriales con los demás repartimientos, dando de esta manera curso al acto jurídico de “La Encomienda”, acción que se reafirmaba por mandato de la Cédula Real.

Durante la ocupación de este territorio los indígenas opusieron alguna resistencia, sin embargo los conquistadores los sometieron con relativa facilidad y los primitivos se redujeron a encomiendas. Es aquí donde estos territorios ancestralmente de propiedad indígena comienzan a ser paulatinamente propiedad de los blancos y mestizos.  Específicamente toda la población indígena de esta región del valle de las Arboledas fue encomendada en vecinos a Pamplona y entregada a un Español encomendero quien les administraba, doctrinaba y explotaba su fuerza de trabajo, involucrándolos en las empresas productivas instituidas, y un alto número de mujeres que se sacaban de sus familias y pueblos para el servicio doméstico en las casas y haciendas de los encomenderos.

Se establecieron de esta manera los primeros repartimientos indios; Zulasquilla encomendados en Gonzalo Rodríguez, con cédula de 9 de enero de 1550; Arcabuzazo al Capitán Ortún Velasco, con cédula real de 26 de febrero de 1550; Taqueroma o Guayabas Agraz y la Bixa en Francisco Hernández de Castañeda con cédula de 9 de enero de 1554; la Bixa en Pedro de Arévalo, con cédula de 9 de enero de 1554; Arcabuzazo o Taquema al Capitán Alonso Puelles de Esperanza, con cédula de 4 de noviembre de 1554; los pueblos de Siravita y Chicaguaos de Arboledas en Francisco de Castro, con cédula de 1 de febrero de 1558.

Debido a los hallazgos de aluviones auríferos en Río de oro y Suratá los encomenderos Pamploneses debieron ampliar sus conquistas a nuevos territorios para llenar la disminución de fuerza laboral y exigían indios que desempeñaran el trabajo de mineros y otros para que labraran el cultivo de productos básicos para su mantenimiento como el maíz, papa, mantas, etc.  Conquista que se extendió al “Valle de las Arboledas” incluyendo lógicamente territorios de lo que sería Cucutilla.

Hasta estos años vivieron nuestros aborígenes épocas inmemorables con sus costumbres y creencias, fue la época de la conquista y la colonia, donde a partir del poblamiento el indio pierde su autonomía, sus tierras, sus costumbres, sus creencias y se ve inmerso en otra forma de vida que le causó miedo, tristeza, rabia y melancolía, debido al atropellamiento y barbarie de los españoles.  Estos indios, habían vivido ya un prolongado y feroz asedio de los “Motilones” que los obligó a perder parte de su territorio y tras la época de la conquista a partir del descubrimiento de las minas de oro de las Vetas, Río de Oro, La Montuosa y Páramo Rico, éstos fueron forzados al trabajo en los socavones, en el transporte de carga y labores agrícolas, en un quehacer tan agotador y cruel que en pocos años se redujo en un significativo número la población.

En el año 1559, visitó a esta región Cristóbal Bueno, escribano de su majestad  con el objetivo de realizar el censo y tasar tributos a la población indígena de toda la provincia de Pamplona, con ello se pudo establecer una población de 4662 almas (cuadro siguiente).  El descenso demográfico de la población indígena se fue dando no solo por la desarticulación de las familias (hombres para las minas y mujeres al servicio doméstico), represión en las revueltas, maltrato y trabajo excesivo, sino también por la propagación de enfermedades europeas como el sarampión, viruela y "peste" como en efecto la primera epidemia de estas enfermedades que se presentó en el año 1559. Factores éstos que incidieron notablemente en la paulatina extinción de las comunidades indígenas.


PUEBLOS
POBLACIÓN INDÍGENA
ENCOMENDEROS
PRINCIPAL PRODUCTO
Arcabuzazo
609
Cap. Ortún Velasco
Maíz y bija
Arcabuzazo
217

Cap. Alonso Puelles de Esperanza.
Maíz y bija
Zulasquilla
591
Gonzalo Rodríguez
Maíz y papa
Guayabas Agraz
236

Francisco Hernández de Castañeda.
Maíz

La Bixa
401
Francisco Hernández de Castañeda.
Maíz y bija
La Bixa
264
Pedro de Arévalo.
Maíz y bija
Siravita-Chicagua.
605
Francisco de Castro.
Maíz
Arboledas y Gacheta.

503


Juan de Cuellar

Maíz y bija
Chicaguaos y Arboledas

611

Gutiérrez de Oruña

Maíz
Tequisa
Lururetas.

221

Gutiérrez de Oruña.

Maíz
Chicaguaos y Tebtariguas

404

Antón de García

Maíz y bija

TOTAL ALMAS

4.662




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