sábado, 23 de marzo de 2019

Cuando el Terremoto de Arboledas



EN LA NOCHE DEL 8 DE JULIO DE 1950 después de un día opaco y triste, donde los gallos cantaban en demasía y los animales se mostraban inquietos; a las 9:45 p.m. cuando las personas empezaban a disfrutar su descanso; el suelo se estremece y se oye un ruido lejano y profundo que sale de las entrañas de la tierra, las gallinas vuelan del gallinero, las vacas braman y las personas corren sin saber a donde ir buscando alguna protección; es el terremoto que tuvo como epicentro el municipio de Arboledas que destruyó gran número de viviendas especialmente en los municipios de Arboledas, Salazar y Cucutilla, y que causó varios muertos, heridos y dejando muchos damnificados.

A este primer temblor le siguieron seis movimientos; el último se presentó a las cinco de la tarde del día siguiente, causando entre sus gentes miedo, pánico y confusión, pues las personas no sabían que hacer ni para donde correr; unido a ésto una gran tristeza, amargura, dolor y llanto al ver a sus casas destrozadas y familiares muertos y heridos.

Este hecho a mitad del siglo XX parte definitivamente en dos la historia del municipio; se puede decir que acá termina lo que sus pobladores llamaron: La PERNICIA y dada la situación llegan los días de recogimiento, perdón y solidaridad que sirvieron para calmar las diferencias partidistas.

La destrucción


El municipio desde el primer momento quedó aislado del resto del departamento  debido a los derrumbes ocasionados en las “Peñas de Román” y ruptura de las líneas telegráficas y telefónicas.  Solo hasta el 11 de julio pudo llegar el primer vehículo a la población.

El terremoto ocasionó el derribo de aproximadamente 25 casas en sector urbano, algunos techos y paredes, el templo se averío y en especial el techo sufrió grandes destrozos; en el sector rural aproximadamente 109 casas fueron destruidas

El padre Luis Jesús Maldonado levanta una pequeña capilla (en el lugar donde se encuentra hoy el kiosco) y allí expone el santísimo mientras las personas levantan en la plaza sus toldos, allí los damnificados permanecieron por algunos días durmiendo casi a la intemperie lo que ocasionó que muchas personas se afectaran de los pulmones.

Este acontecimiento lo relata Juan de la Fuente en su Monografía de la siguiente manera:

"Las gentes despavoridas desde los primeros momentos se ubicaron en la plaza pública, y los solares de sus casas.  Los movimientos terráqueos continuaron  aunque con mayor insensibilidad, pero destruyendo los edificios  vencidos ya.  Es así como la casa municipal quedó inservible, la iglesia parroquial en igualdad de circunstancias, y por ese orden la mayor parte de las casas así urbanas como rurales de este municipio.
Desde aquel día los oficios religiosos tienen lugar en la plaza pública, en una capilla construida de manera accidental por el párroco Pbro.  Maldonado.
Los esfuerzos del gobierno central no han podido aun ayudar de manera visible a los damnificados, pero tiene sí el mejor deseo de acertar.
Las víctimas humanas fueron relativamente escasas pero las pérdidas materiales son apreciables.
Los más prominentes hijos de Cucutilla estuvieron desde el día siguiente del sismo y en todos días sucesivos, tratando de ayudar a las víctimas.
El Gobierno Departamental y Nacional enviaron médicos, y medicinas, y los gobiernos de Venezuela, Argentina, y otros, se distinguieron por su carácter caritativo enviando comisiones de auxilio para los damnificados"

Fue tan sentida la situación de los municipios afectados que el mismo presidente de la república envía sus condolencias a la población:


Bogotá, Julio 9 de 1950.  Urgente.  Orden Público.
Lucio Pabón Nuez.
Gobernador Cúcuta.

"Lamento profundamente dolorosos acontecimientos registrados en importantes municipios de ese benemérito y gallardo departamento, como consecuencia de sismos registrados anoche, de que me da cuenta su despacho acabo de recibir. Personalmente estoy dictando las órdenes que la urgencia del caso reclama, para auxiliar oportunamente y eficazmente a los damnificados.
Salúdolo cordialmente;

MARIANO OSPINA PEREZ

Hasta el 12 de julio los muertos ascendían a 21: Aura María Peñuela, Homero Duran, Luis David Páez, Antonia Gélvez de Parada, Margarita de Gélvez, Marco Antonio Peñuela, Judith Ortega, Simón Pabón, Jesús Parada, Anunciación Ortega, Ciro Sánchez Toloza, Mercedes Ortega de Pérez, José de Jesús Sánchez, Aracely Tarazona, Quintín Gustavo Pérez, José Domingo Ramírez, Juana María Becerra,  José de Jesús Bautista, Ricardo Rubio y María Irene Rubio  Aunque el periódico HOY en su edición del día viernes 14 de julio de 1950 habla de 98 muertos y 289 heridos.

La solidaridad

La manifestación de solidaridad que motivó esta catástrofe fue impresionante, más de 250 personas, otros departamentos y empresas en Cúcuta aportaron en dinero y comida; entre las cuales se destacan: Colombiana de tabacos, Avianca, Colecta de empleados de Bucaramanga, Barranquilla, Medellín, Nariño y Tolima; en Ocaña y en muchos municipios y ciudades del país también se efectuaron colectas, como en el consulado de Panamá, diarios el Tiempo, el Colombiano. En todos lados la generosidad se hizo evidente.

Entre las ayudas recibidas se destacó la enviada por Argentina donde Evita Perón demostró su gran sentido humano y solidario enviando productos lácteos, médicos, enfermeras, dinero, vestuario y medicina para atender a los damnificados, de igual manera Venezuela aporta equipos, medicinas, médicos y enfermeras.

La cruz roja dio auxilio de 100.000 pesos a los damnificados.

Asimismo en Cúcuta se constituyó la junta Pro-damnificados de Cucutilla, integrada por el Dr. Luis Enrique Moncada como presidente, Daniel Serrano como vicepresidente y como Vocales Álvaro Luna Gómez, Marco A. Peñalosa,  Damián Luna Gómez, Luis Alberto Villamizar, José del Carmen Espinosa, y como secretario José de Jesús Sánchez (Juan de la Fuente.)

De igual manera el 11 de julio la colonia Nortesantandereana residente en Bogotá constituyó su junta.

De Bucaramanga llegó una comisión médica enviada por la Gobernación de Santander: Dr. Gilberto A. Delgado, Félix Amaya, Rafael Moreno quienes trajeron drogas e instrumentos para colaborar en la emergencia. Esta comisión no solo atendió a los heridos, sino que también trataron 8 casos de neurosis y vacunaron unas 400 personas contra la viruela y tifoidea, como también casos de bronconeumonía que se aumentó en las personas por haber dormido a la intemperie.

También el equipo de fútbol Atlético Bucaramanga tuvo una buena intención con los damnificados:

“Bucaramanga,  julio 10 de 1950

Dolorosamente conmovidos tragedia afecta hoy nuestro hermano departamento.  Ofrecemos contribuir restablecimiento zonas afectadas, dispuestos jugar partido amistoso beneficio víctimas.
Cordial Saludo
Atlético Bucaramanga”.   (Partido que no se realizó).

El párroco Luis Jesús Maldonado dejó su testimonio sobre el terremoto en el libro de bautismos de la parroquia con el siguiente texto:

“El sábado 8 de julio de 1950, a las 9:35 minutos de la noche a 375 kilómetros de Bogotá, se sintió un gran temblor de oscilación y trepitación simultáneamente que destruyó la mayor parte del municipio de Cucutilla.  La gente desorientada se lanzó a la plaza, a los solares y al campo, mientras de todas direcciones se oían  los gritos de angustia de los heridos, de los que están enterrados bajo los techos, o que habían advertido la muerte de los familiares.  A las 10 y media se registro el segundo temblor.  A las 4 de la madrugada del 9 de julio se sintió el tercer temblor.  A las 7 a.m. el cuarto temblor, el quinto a las 4 de la tarde... El sexto a las 5. El epicentro se señaló en la cordillera de Bagueche, entre Cucutilla y Arboledas.  El templo y la casa cural quedaron prácticamente inservibles; El culto divino se estableció desde esa noche memorable en la plaza  donde vive aún la mayor parte del poblado.  Hubo 28 muertos, pero Cucutilla supo escuchar la campanada de Dios. Luis Jesús Maldonado”

Al final el total de recaudos por ayudas recibidas sumó 135.261,95 pesos, de los cuales $ 38.026.69 fueron autorizados por el gobernador Lucio Pabón Núñez para atender los gastos urgentes; lo demás  se “guardo para futuras inversiones”.

Entre las inversiones realizadas en Cucutilla se encuentran: 500 pesos en efectivos entregados al Párroco para ser distribuidos entre los damnificados, 80 láminas de Zinc por valor de 480 pesos, flete por el transporte de las láminas de zinc 25  pesos, 100 tejas de eternit por valor de 530 pesos, para la capilla y casa cural 1.500 pesos; lo demás figura entre pago de fletes y ayudas

Si bien en Pamplona se sintió el sismo, ésta no fue tan afectada como Arboledas y Cucutilla, sin embargo se constata que el gobernador destinó auxilios por valor mucho mayor que los asignados a Cucutilla; por ejemplo Auxilio para la Capilla de Betlemitas 4.000 pesos y para reconstrucción del local de la sección femenina de Colegio de San José 5.000 pesos.  Inversiones consideradas demasiado elevadas si se tiene en cuenta que Pamplona solamente fue afectada en 4 grados de la escala italiana, mientras que la mayor destrucción la sufrieron Arboledas y Cucutilla con 8 y 7 grados respectivamente.

Una tajada para la corrupción

Pasada la emergencia se evidenciaron malos manejos de los recursos recolectados y administrados por la gobernación y directamente fueron acusados por haberse apoderado de ayudas tres empleados oficiales; los señores Ramón Cárdenas Silva secretario de Obras Publicas, Luis Anselmo Díaz Secretario privado de gobernador y José Rosario Arciniegas pagador de la secretaria de obras quien fue el responsable de transportar en los carros oficiales las mercancías para Cúcuta.  A ellos se les acusó de haberse apoderado de gran cantidad de donativos, especialmente de ropa y comida, como la leche en polvo enviadas de Argentina. Denuncia que fue presentada por el Dr. Luis Enrique Moncada, gobernador que remplazó a Lucio Pabón Núñez; la cuantía del robo según el gobernador llegó a la suma de 30.000 pesos.

A pesar de la influencia política los responsables estuvieron detenidos en prisión. Uno Ramón Cárdenas Silva se fugó en un permiso especial y se fue para Venezuela, los otros dos quedaron luego en libertad:

“Se argumento que la mejor prueba de la responsabilidad de los sindicados, fuera de la desaparición del dinero y cosas destinadas a los damnificados, estaba en el hecho de la huida de dos de ellos, pues si eran inocentes no tenían  porque huir ni han debido hacerlo.  Además se dijo que el propio gobernador Dr. Pabón Nuez, era encubridor de los responsables, pues no había querido dejar publicar el informe rendido por el secretario que actúo en la Investigación hecha por el Dr. Ramón Acevedo Blanco”.

El diario El Siglo en una demostración politiquera y querer defender a los responsables el 21 y 27 de enero de 1951 salió en defensa de los acusados diciendo:

"Que los mencionados señores no eran responsables de ningún robo y que al primero se le detuvo solamente por no saber comprobar el despacho de 180 galones de gasolina hacia Arboledas y al segundo por una confusión de $260 pesos y al tercero por desorganización en el envío de las ayudas".

Lo cierto es que en los estantes de las tiendas en Cúcuta, se ofrecía la leche donada por Argentina. En su defensa los acusados alegaron que los campesinos las habían cambiado por mercado.

En Cucutilla dado mas que todo al temor de algunos habitantes que la misma magnitud de la tragedia se rumoró el deseo de trasladar la cabecera municipal a otro sitio como lo certifica el artículo publicado en el diario HOY:

“ Plebiscito en Cucutilla

Informaciones procedentes de Cucutilla, dan cuenta que los habitantes de este pueblo están suscribiendo un gran plebiscito para solicitar que la ubicación de la cabecera sea trasladada al sitio de "Pedregal" a una distancia de diez minutos a pie del lugar en donde se encuentran las ruinas de antiguo pueblo...".

Plebiscito que nunca se realizó, pues aunque la población fue afectada no ameritaba tomar una determinación de traslado.  En este sentido el 7 de agosto de 1950 en la edición especial del diario "El Trabajo" se publica un artículo del Dr. Néstor Luna Gómez en que aboga porque la población no sea trasladada y a cambio se reedifique haciéndola mejor que antes. Entre sus ventajas enumera las siguientes:

1. Porque el lugar en que estaba, que es la confluencia de los ríos Cucutilla y Zulasquilla, es el mismo a donde confluyen las vías de comunicación entre California y Arboledas, y de Pamplona a Arboledas, Salazar, Santiago y Gramalote.
2. Porque la vecindad de estos dos ríos favorece la higiene pública.
3. Porque el valle es muy ameno, refrescado por las brisas de ambos ríos.
4. Por poderse conservar los recuerdos históricos de los antepasados que allí vivieron siglo y medio

Paralelamente el texto analiza la alternativa de traslado señalando algunas ventajas como:  “...La amplitud del valle podría contribuir a la salud de los habitantes y posiblemente hasta disminuir el carácter belicoso del cucutillense ya que el hombre no es solo producto de la herencia de su raza sino también del ambiente;  es recomendable además, cambiar el ambiente modificando el aspecto local geográfico como topográfico lo que permitiría a los niños y los jóvenes  probablemente olvidar ese ambiente político vivido años atrás”. Esta segunda opción fue descartada concluyentemente pues la junta avaluadora determinó que en definitiva era mejor reconstruir las edificaciones averiadas.

Por su lado el municipio de Arboledas dada su destrucción pensó del mismo modo trasladarse al otro lado del río Arboledas, por ser esta una planicie de buenas características, pero veían como dificultad que esta fracción se localizaba en la jurisdicción de Cucutilla, y por ello se propuso en comprar 40 fanegadas al municipio y de corregir amigablemente los límites, proyecto que fue calificado de inconveniente por los mismos Arboledanos más teniendo en cuenta que la relación de estos dos pueblos no había sido tan amistosa; si recordamos ancestralmente ha habido diferencias desde la construcción del templo y su constitución como parroquia, además de la disputa de la fracción de Román y la política.


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