sábado, 23 de marzo de 2019

El Obelisco de la Concordia


El júbilo de la fiesta se reflejó en la paz y armonía que los habitantes anhelaban y así lo relata Juan de la Fuente en la primera edición de su Monografía de Cucutilla: 

“...A partir del año de 1944 pasadas las agitaciones político-sociales, comenzó una nueva era de paz, tranquilidad y vino la concordia y para marcar esta era bajo los auspicios de la inteligencia se levantó un Obelisco en la plaza pública en la cual lleva gravada en su parte visible la siguiente sentencia: LA FELICIDAD NACE DE LA CONCORDIA. Quisieron los intelectuales tal vez fijar en forma perdurable lo que en sí es una doctrina salvadora.  Bajo este concepto el progreso será la única aspiración de todo Cucutillero Honorable”.

Este monumento se mantuvo hasta los años sesenta y no fue posible establecer los motivos de su demolición al parecer se dio por capricho de algunas personas en un claro desconocimiento de la historia e irresponsable acto con las nuevas generaciones y menosprecio con el esfuerzo e ilusión de nuestros antecesores.

Es durante estos meses que Juan de la Fuente escribe la primera edición de la Monografía de Cucutilla; según se puede deducir del artículo del diario HOY donde el periodista ADEL–BERT publica la entrevista que le hiciera en su visita a Cucutilla:

Es cierto que preparas un libro sobre Cucutilla?

Ciertamente, mi distinguido amigo; - me contesta – Es cierto, hace unos meses me he dedicado a este deporte grato por lo ingrato...

Y para cuándo lo podrías publicar?

No sé, eso depende de los señores que manejan la cosa publica...

La entrevista ha terminado, charlamos de todo y nos reímos otro tanto; porque mi interrogado es como un diccionario emocional de impresiones lugareñas... felicitándolo por su magnífica obra me despido hasta dentro de poco.  En la salida esperan, y al salir un escaso sol de octubre abrillanta el empedrado de la torcida calle llena de rumores agradables de compra y venta; percibo además como el murmullo de un bambuco lejano, el vocerío de la gente en la cercana plaza.

Juan de la Fuente habitó en el Barrio La Asomada y ha sido de las personas que más ha amado la patria chica.

Esta situación de tranquilidad y optimismo motivó a la poetiza Arboledana y de gran renombre departamental OFELIA VILLAMIZAR BUITRAGO (que fue maestra de escuela en Cucutilla) escribir un poema a Cucutilla y dedicarlo a su amigo Juan de la Fuente.  En él la autora expresa un inagotable mensaje de amistad y canta al paisaje cucutillense (su cielo, ríos, colinas, ceibas), a sus productos (café, fique o ágave, caña, plátano), al trabajo y a la fortaleza y esperanza del cucutillense, dejando el mensaje claro donde invita a los habitantes continúen adelante, sin doblegarse ante la dificultad, olvidando tiempos y diferencias pasadas y sacar el coraje de su raza para continuar su progreso.  Poema publicado en el periódico COMENTARIOS en su edición de noviembre 30 del año 1944.


C U C U T I L L A

A JUAN DE LA FUENTE,   Atentamente

OFELIA VILLAMIZAR BUITRAGO
Noviembre de 1944.


Tras la cúspide altiva de las sierras distantes
tiñe Febo el oriente con fulgores cambiantes
dispersando las sombras con lanzazos de luz.
Se alza un himno a los cielos de la oscura floresta
y organizan las aves en las ramas su orquesta
bajo el dombo amoroso del celeste capuz.

¡Cucutilla, sonriente cual festiva gitana,
con el aire altanero de gentil Castellana!
Te despiertan los besos ardorosos del sol;
tus campanas saludan la radiante alborada,
y su son placentero de argentina tonada
por el éter brumoso se remonta hasta Dios.

En sus rápidos giros, las corrientes de plata
que te aduermen amantes de febril serenata,
van copiando la imagen de tu airoso perfil;
y te ofrecen sus albos abanicos de espuma,
mientras ven en sus ondas retratarse la luna
que navega en su barca de nevado marfil.

Bajo el palio sonriente de tu cielo turquesa,
como moros guardianes de severa belleza,
tus colinas te cercan: centinelas de amor.
Y en las faldas feraces de tus montes erguidos,
los arábigos granos van cuajando en racimos
Purpurinos y henchidos, cual corales en flor.

Del tapiz verde oscuro de zarzales y helechos
van surgiendo cañales esparcidos a trechos
dó se mecen las cañas embriagadas de sol;
plataneras frondosas que columbia la brisa,
chozas blancas, que fingen ser pintadas con tiza
y ceibales que lucen su matiz de arrebol.

Y entre el verde conjunto se destaca el AGAVE
cuyas pencas erectas eternizan la clave
del trabajo y la dicha, de la paz y el amor.
Ese agave es escudo de tu raza orgullosa;
el sendal de sus fibras es bandera gloriosa,
y es un himno de gracias al Supremo Hacedor.

Mitológico Fénix, resurgiste a la vida
de la pira incendiaria dó la lucha homicida
de tragedias sin cuento, te inmoló sin temor
¡Salve a ti, que de nuevo valerosa y confiada,
por divisa el trabajo y empuñando la azada,
nueva vida comienza de heroísmo y honor.

Ha sido el año 1944 uno de los años más prósperos y tranquilos de la vida cucutillense. Por estos años retornan algunas familias conservadoras que habían salido huyendo de la violencia, mientras se inician obras de progreso como la construcción de las escuelas modelo para niños y niñas en el barrio el molino, lugar donde se encuentran actualmente.


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