sábado, 23 de marzo de 2019

El café solidifica la economía de la región


A partir del año 1834 el padre Francisco Romero como párroco de Salazar de las Palmas promueve el cultivo del café en la región y desde allí a través de las penitencias que colocaba a sus fieles logra se incremente la siembra del producto y se expanda al resto del país: “Con las exhortaciones y penitencias impuestas en el confesionario logró que los vecinos plantaran árboles de café, que allí prosperaron admirablemente viéndose de continuo las matas cargadas de flor, fruto verde y cereza madura, de modo que jamás termina la cosecha”. Aunque algunos investigadores aseguran que desde 1820 se habían sembrado los primeros cultivos en estos territorios.

En Cucutilla por esa época ejercía el párroco Andrés María Carrillo, quien junto con su sucesor Eleuterio A. Morales fueron los que indujeron a la población a implantar el cultivo del café.

Por otra parte, a pesar de la situación los cucutillenses continuaban con la construcción del templo. Aunque no se tiene evidencia documentada de la terminación e inauguración de la obra se puede establecer que en el año 1837 la misma estaba bastante adelantada, pues en la visita pastoral de Monseñor Torres Stans primer obispo de nueva Pamplona se menciona solo la falta de pequeños detalles como vidrios y cerraduras.

Económicamente la población por esta fecha estaba en crecimiento al advertirse un incremento en su agricultura debido a la calidad de sus tierras y empeño de sus gentes, según lo describe el siguiente comentario realizado por el historiador Eladio Mantilla en su libro “Geografía Especial del Estado de Santander” en 1879. Obsérvese que el autor se refiere a Cucutilla con la categoría de parroquia; es de anotar que ésta pertenecía a la jurisdicción de Pamplona y éste a su vez formaba parte del Estado Soberano de Santander:

“Cucutilla: Parroquia situada al norte de Pamplona, y con una temperatura deliciosa de 21 º C.  Fue fundada por el Dr. Camilo Torres Delgado en 1729; pero hasta 1838 no se componía este pueblo sino de unos 10 ranchos arruinados entre las malezas, distinguiéndose la plaza y no había iglesia.  Tiene una población vistosa ubicada en una meseta.  A la cabecera del poblado formando un fortín semi circular se abren los pliegues de las colinas para dar salida a las aguas del Zulia, que lo forman desde allí los ríos Sulasquilla y Cucutilla, a una altura de 1534 metros sobre el nivel del mar.  Los terrenos que quedan en la hoya de los ríos son de una fertilidad asombrosa y propios para el cultivo de la caña de azúcar, el trigo y el café, cultivo en el cual se ha tomado mucho interés.  Produce bastante panela y exporta quinas. Los habitantes casi en su totalidad agricultores son laboriosos y frugales. Tiene buenas aguas, cobre, talco, yeso, caparrosa, vertientes termales sulfurosas y una mina de sal sin explotar”

La mención que hace Eladio Mantilla sobre el concepto de “no había iglesia”, debe ser considerado tal vez “porque no se había terminado su construcción”, pues se ha venido demostrando que el templo para la época se estaba adelantando; Obsérvese que se alude a Camilo Torres Delgado como fundador, posiblemente a estas publicaciones se remitieron los cucutillenses para continuar con la tradición de enseñar que Cucutilla fue fundada por este personaje.   Lo que sí es muy importante es la descripción que hace sobre el poblado, la fertilidad de sus tierras y la actividad agrícola desarrollada por sus habitantes.

Los años transcurrían y con ello la construcción de la historia de la población.  Colombia entraba ya en un período de crecimiento, lo que se llama como la construcción de la república, cuando inesperadamente estalló la revolución de 1840, una de las más sangrientas guerras civiles que no sólo estancó el progreso sino que arruinó la Patria y destruyó lo que se había podido obtener en progreso y desarrollo; guerra que terminó en marzo de 1842 dejando al país empobrecido y arruinado, la población quedo diezmada no solo por las muchas batallas sino por las epidemias (disentería y viruela) que se presentaron con la guerra, la sola enfermedad de viruela arrebató cerca de la duodécima parte de la población. No obstante nuestro país continua su desarrollo bajo diferentes reformas constitucionales con la característica de lo que se lograba en tiempos de Paz, lo destruía poco después la guerra fratricida.  El país va creciendo y por el año de 1848 el censo de la población llega a 2.100.000 habitantes.

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