Para lograr una idea sobre el pueblo de Las Arboledas y
situación de los indios allí, leamos parte del informe de la visita practicada
el dieciseis de diciembre del año 1641 por Señor Doctor don Diego Carrasquilla
y Maldonado del consejo de Su Majestad, su oidor en la Real Audiencia del Nuevo
Reino de Granada y visitador general de las provincias de Pamplona y Salazar de
las Palmas: “La iglesia de este pueblo es
de bahareque embarrado, enmaderada y cubierta de paja, con su sacristía y
capilla de baptisterio con su arco toral y sus tirantes, con sus puertas,
cerrojo, cerradura y llave, con su portalejo que está delante de la puerta y un
altar”
En la visita se establece que en su actividad agrícola los
indios cultivaban maíz, frutales y legumbres; algunos mejor organizados
mantenían crías de pollos, gallinas y hasta hacían alpargatas, entre tanto,
otros servían de arrieros hacia Ocaña y Pamplona y las mujeres servían al
oficio doméstico de los encomenderos.
Pero el trato y pago por parte de los encomenderos no siempre era el
mejor, según lo describe su cura el padre Fray Francisco Cepeda: “...porque a los indios no les ha quedado
nada para su sustento y han padecido necesidad por falta de él, porque han
muerto de hambre cinco o seis indios e indias y hoy no hay labranza ninguna por
que han dicho que si todo lo que cogen se los han de llevar los diezmos, que no
quieren sembrar...”.
Allí algunos encomenderos, mayordomos o administradores
usufructuaban la mano de obra indígena tan barata como gratuita, y se servían
en extremo de estos naturales abusando en algunos casos de las potestades de encomenderos
y terratenientes así como de la autoridad y control que sobre las comunidades
indígenas podían llevar. Explotaban y conminaban al trabajo, infringían
castigos y ponían cargas tributarias para hacerse mejor con su servicio;
situación que llevaba a que en ocasiones estos indios solicitaran al cura que
los sacara del poder del mayordomo, como aconteciera con una india Isabel de
Arcabuzazo (pueblo indio del sector de Cucutilla) quien había servido diez años
a Santos Martín y le pide que la deje atender a su vieja madre ... y a éste que declara le consta que la madre
de la dicha Isabel, murió de hambre por no sustentarla su hija que estaba
sirviendo al dicho Santos Martín.
De esta manera continuó presionándose el menoscabo y pronta
extinción de los aborígenes por parte de los españoles, hacendados y
terratenientes criollos.
Ahora bien, en lo que compete a la historia poblacional e
institucional, así como socioeconómica y cultural del actual sector de
Cucutilla como territorio ya sin asentamientos indígenas, excepto por aquellos
pocos que quedaron en las haciendas como peones, vale decir que hay que dirigir
la mirada sobre el campesinado blanco y mestizo que empieza a desarrollarse ya
desde el Siglo XVII. El final de la población como institucionalidad o como
componente social reconocido desaparece para dar paso a apropiaciones de la
tierra más eficientes, a una ampliación sostenible de la frontera agrícola, al
establecimiento de nuevas unidades agroganaderas, dinamización del comercio,
construcción y mejoramiento de caminos, fundación de estancias y posadas,
construcción de puentes y configuración de vecindarios reconocidos entre sí.
Debe considerarse con suma importancia cómo el camino real Pamplona-Ocaña, que
salía por el pueblo de Chopo, cruzaba las actuales tierras de Cucutilla y
enfilaba por Arboledas y Salazar hacia la otrora tierra de los Hacaritama dio
relevancia económica, dinámica productiva y social al sector.
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