El 26 de noviembre de 1819 nace en esta población José María
Peña, hijo del matrimonio de don Cruz Peña y doña Juana Moncada, ilustre
cucutillense que ocupó la sindicatura del hospital de Pamplona y cosechó muchos
lauros como maestro de matemáticas especialmente en el Seminario y el Colegio
San José de Pamplona de los cuales fue orador en las grandes solemnidades,
también se desempeñó como maestro de la escuela primaria en Cúcuta y director
de la escuela o colegio de Pío IX de Pamplona.
Partida de nacimiento y bautizo de José María Peña:
“En Cucutilla a dos de diciembre de mil ochocientos
diez y nueve, yo el Cura excusador bauticé solemnemente a José María Peña que
nació el veintiséis de noviembre, legítimo de Cruz Peña y Juana Moncada. Abuelos paternos José Peña y Petronila Antolínez,
maternos Mariano Moncada y Josefa Vera.
Padrinos Cayetano Espinosa y Antonia Rivera. Advertí lo necesario. Doy fe
Victoriano Jaimes”
Tal fue la calidad del maestro en la enseñanza que de él se
decía:
“Que era libro vivo en la enseñanza de las materias que se le confiaban
a su pericia y larga experiencia, y sabía dar interés, con apropiados recursos,
a la explicación de puntos áridos de suyo”
Como orador dijo Don Isidro Laverde Amaya, Rector del
Colegio de San José en 1886. “Fue orador
espontáneo de palabra fácil y caprichosa, y cuya elocuencia, si hubiera tenido
un teatro más amplio, habría alcanzado renombre. Todos sus discursos encerraban
copiosa doctrina y en ellos se revelaba al par que su amplia cultura
intelectual, su corazón de oro, llena siempre de entusiasmo generoso y del brío
de la juventud”
El joven José María Peña inicia sus estudios de bachillerato
en el Colegio San José de Pamplona hacia el año 1836 o 1840 y es allí donde
empieza a demostrar su liderazgo y habilidad como orador, hablaba en público
cada vez que le requería principalmente en los actos finales de los colegios;
posteriormente como maestro en el seminario enseñando a sacerdotes y
estudiantes el área de álgebra y geometría. Por su ejemplarizante labor le fue
encomendada en 1882 desarrollar la oración de estudios, honor confiado sólo a
quien tuviera autoridad moral inconmovible y mucho que enseñar.
Como maestro en el seminario desde el año 1860 a 1888 tuvo
entre sus discípulos a: Demetrio
Mendoza, Raimundo Ordóñez Yáñez, Teodomiro Villamizar, Domiciano Antonio
Valderrama, Julio Latorre, Luis María Figueroa, Emilio Ferrero, Antonio Rómulo
Costa y Luis Febres Cordero que luego fueron personajes importantes.
El 9 de junio de 1890 fallece Don José María Peña en la
ciudad de Pamplona persona de sinceras y católicas creencias, que vivió según
relato histórico dedicado al servicio de la sociedad. “La
página más brillante de su vida es la de
haber formado alumnos sin cuento bajo
sus sabias enseñanzas. El mayor timbre
de honor es su reconocida honradez y su fogosidad sin par en la defensa de su
creencia. Sus laureles inmarcesibles se
los ceñirá la gratitud de la Diócesis, en cuyo brillo y realce luchó por tantos
años. En fin, su religiosa conducta le conquistará en el cielo un puesto
privilegiado de gloria”
La grandeza de este ilustre y olvidado hijo de Cucutilla es
admirable si se tiene en cuenta cómo una
persona venida de una aldea escondida e ignorada dónde apenas se enseñaba a
leer y esto con bárbaros sistemas, logra entrar al seminario que fue de
los Jesuitas llegando a ser un notable maestro, cuando quienes lo dirigían y
cuidaban como niña bonita tenían una formación adquirida en los claustros
europeos, por tanto mantenían una severidad y selección milimétrica de sus
alumnos.
Hubo de ser José María Peña una persona querida y bastante
reconocida para que en su matrimonio realizado el 6 de febrero de 1851 con la
señorita Paula Lamus dama de la sociedad pamplonesa hija de Don Felipe Lamus y
Doña Antonia Buitrago tuviera como padrino al presbítero Francisco Romero
(precursor de la industria del café en Salazar de las Palmas.)
De tal manera que este respetado maestro se convierte en
otro de los primeros personajes importantes que salieron de Cucutilla cuando
aún era una pequeña aldea de casas de techo de paja.
Se debe pues, a don José María Peña Moncada un homenaje más que
merecido que permita rescatarlo del olvido y recordarlo a través de la historia
de Cucutilla, por ejemplo llamar con su nombre algún sitio, condecoración o
evento importante del municipio y sea como un astro que guíe a las futuras
generaciones, especialmente a los que
ejercen la invaluable labor de la docencia.
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