De esta manera el pasar del tiempo iba trasformando lo que
fue en la época precolombina una parcialidad aborigen allá en una pequeña
fracción del “valle de las Arboledas” en un pequeño caserío de calles
empedradas y tierra que se adentraban en sus barrios El Molino (El Camellón),
La Vega (La Pesa), El Centro, Barrio Nuevo (Vejar), La Asomada y Sogamoso para
permitir a su gente llegar al templo, la casa cural, el palacio municipal, a
los pocos locales comerciales, a sus dos escuelas urbanas y a la plaza grande
donde el día domingo los campesinos ofrecían sus productos como costales de
fique, panelas, cebollas, plátanos, yucas, frutas y demás mercancía.
Las construcciones en su mayoría eran de tapia pisada, adobe
y teja de barro, otra parte estaban construidas de adobe o bahareque con pisos
de cal o tierra. Los techos formados con madera sin aserrar, de teja, barro
cocido o de paja, muy pocos eran de zinc.
El agua se debía traer en baldes del río, la mayoría de las
casas tenían sanitario de tierra (un hoyo grande). Como servicios públicos
había teléfono, un pequeño centro de salud y luz eléctrica producida en la
planta propia. La principal vía de comunicación era la carretera hacia
Cúcuta. El parque principal lo formaba
una plaza grande de tierra con algunos árboles como el samán, tres mangos y
tres palmas.
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